“Se acercaba la primavera... y un verdor crecía sobre aquellos lechos marrones que, refrescándose a diario, sugería la idea de que la Esperanza los recorría de noche y dejaba cada mañana huellas más brillantes de sus pasos.”

- Charlotte Brontë , Jane Eyre

El equinoccio de primavera nos sirve como recordatorio para celebrar y sembrar semillas, tanto simbólica como literalmente, de nuestras aspiraciones para la próxima estación. También es un momento para reconocer nuestros logros desde el solsticio de invierno.

En Gran Bretaña, anunciamos la llegada de la primavera con días más largos, narcisos de color amarillo canario que alzan sus cabezas, seguidos de penachos de jacintos de colores pastel y olor dulce. Mientras, alfombras de campanillas aparecen en los suelos de los bosques y tulipanes de tonos caramelo se yerguen como soldados. Un toque de rosa de algodón de azúcar aparece cuando las magnolias y los cerezos en flor estallan. Celebramos, ya que la vida vuelve a estar de repente a todo color.

Al abrazar este momento, florecemos, creamos y cosechamos las recompensas de nuestras manifestaciones, acercándonos a la luz con cada día que pasa.

"Plantar un jardín es creer en el mañana."

Audrey Hepburn